RIESGOS DE MICROSOFT OFFICE WORD
Metadatos
Un metadato es información relativa a un documento, tales como el autor, el programa utilizado o la catalogación que el usuario ha hecho del mismo. En un típico entorno colaborativo, como el que disfrutamos en una empresa o en un organismo público, estos datos son de gran utilidad y permiten coordinar las tareas de elaboración, edición y localización de los documentos.
Los metadatos existen para enriquecer la información que proporciona el documento. Así es común que las cámaras fotográficas o los programas de tratamiento de imágenes digitales almacenen en los metadatos información del modelo de la cámara, la hora realización de la fotografía o el programa utilizado para su tratamiento utilizando los formatos de metadatos EXIF o XMP de IPTC, por ejemplo.
Son muchas las aplicaciones almacenan metadatos junto con los documentos, ya sean estos archivos de audio, video, textos, presentaciones, bases de datos u hojas de cálculo. Entre ellas, por supuesto, se cuentan las aplicaciones que forman parte del paquete Microsoft Office.
Volviendo a nuestro caso, en febrero de 2003, el gabinete de Tony Blair publicó en Internet un documento sobre la infraestructura militar de Irak. Y lo hizo en formato Word… Y alguien se tomó la molestia de analizarlo y estudiar los metadatos que el fichero DOC contenía [Microsoft Word bytes Tony Blair in the butt].
El examen demostró que el documento había sido manipulado. Se pudo extraer la información de las personas que lo habían manipulado, en qué fecha se había hecho y desde qué ordenador.
La moraleja de esta historia es que los metadatos, si bien son útiles para la elaboración y edición de documentos, pueden terminar convirtiéndose en una fuente de información de riesgo que un atacante puede utilizar en tu contra. Debemos controlar los metadatos de los documentos que publicamos. Y para ello es importante conocer que tipos de datos se almacenan en un documento cuando éste se genera o modifica.
Un metadato es información relativa a un documento, tales como el autor, el programa utilizado o la catalogación que el usuario ha hecho del mismo. En un típico entorno colaborativo, como el que disfrutamos en una empresa o en un organismo público, estos datos son de gran utilidad y permiten coordinar las tareas de elaboración, edición y localización de los documentos.
Los metadatos existen para enriquecer la información que proporciona el documento. Así es común que las cámaras fotográficas o los programas de tratamiento de imágenes digitales almacenen en los metadatos información del modelo de la cámara, la hora realización de la fotografía o el programa utilizado para su tratamiento utilizando los formatos de metadatos EXIF o XMP de IPTC, por ejemplo.
Son muchas las aplicaciones almacenan metadatos junto con los documentos, ya sean estos archivos de audio, video, textos, presentaciones, bases de datos u hojas de cálculo. Entre ellas, por supuesto, se cuentan las aplicaciones que forman parte del paquete Microsoft Office.
Volviendo a nuestro caso, en febrero de 2003, el gabinete de Tony Blair publicó en Internet un documento sobre la infraestructura militar de Irak. Y lo hizo en formato Word… Y alguien se tomó la molestia de analizarlo y estudiar los metadatos que el fichero DOC contenía [Microsoft Word bytes Tony Blair in the butt].
El examen demostró que el documento había sido manipulado. Se pudo extraer la información de las personas que lo habían manipulado, en qué fecha se había hecho y desde qué ordenador.
La moraleja de esta historia es que los metadatos, si bien son útiles para la elaboración y edición de documentos, pueden terminar convirtiéndose en una fuente de información de riesgo que un atacante puede utilizar en tu contra. Debemos controlar los metadatos de los documentos que publicamos. Y para ello es importante conocer que tipos de datos se almacenan en un documento cuando éste se genera o modifica.